España cuenta con consejos de participación de la infancia y la adolescencia en el ámbito local, algunas experiencias en el autonómico y, desde el 22 de septiembre, también en el nivel estatal. La importancia de este último logro va más allá de ser un gran avance en los derechos de niños y niñas: su alcance y beneficios se extienden a toda la población.
Una vez más, el objetivo de la noticia que acabáis de ver es despertar las preguntas y generar el debate en vuestros hogares. En caso de que necesitéis más información, recogemos algunos aspectos a tener en cuenta, aunque gran parte de vuestras dudas se podrán resolver en la orden ministerial de la aprobación de esta estructura:
¿Ya se ha conformado el primer Consejo Estatal de Participación de la Infancia?
Aún no. De hecho, la convocatoria para participar sigue abierta hasta el 11 de noviembre.
Desde la Plataforma de Infancia, su director, Ricardo Ibarra, nos cuentan que el Consejo estará formado por 34 chicas o chicos entre 8 y 17 años. Quienes se quieran postular tienen que representar a los consejos autonómicos y locales, o ser parte de espacios de sociedad civil vinculados con temáticas concretas (estudiantes, organizaciones de tiempo libre) y que vengan en función de representantes o representar a colectivos vulnerables.
¿Y quién elige a los miembros del Consejo?
Una vez cerrado el plazo para presentar candidaturas, el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 –donde se adscribe el Consejo- formará un Comité de Selección, con actores vinculados con la defensa de los derechos de la infancia, para seleccionar a un Consejo que sea lo más representativo posible en edades, género, colectivos, territorios, entidades. El mandato de los niños y niñas será de dos años.
Posteriormente, serán los niños y las niñas quienes definirán el funcionamiento y dinámicas del Consejo.
Y a todo esto, ¿qué es eso de la participación infantil?
La Convención de los Derechos del Niño (CDN) (20 de noviembre de 1989) tiene la respuesta. La participación infantil es un derecho y uno de los cuatro pilares de la CDN, que comprende un proceso “dinámico, circular, flexible y adaptable al contexto y circunstancias” y a través de cuyo ejercicio se aprende a ejercer la ciudadanía.
Dicho así suena muy teórico, pero en la práctica se trata de garantizar y apoyar que niños y niñas vayan forjando su opinión, que se puedan expresar libremente y que sus opiniones sean tenidas en cuenta (Art. 12 CDN)
Existen diferentes niveles de participación de la infancia, que a su vez se pueden agrupar en diferentes tipos de participación. El punto de partida para esta clasificación surge en 1993 gracias a Roger A. Hart y su escalera de participación.
Los tres niveles o peldaños inferiores (1. Manipulación; 2. Decoración; 3. Participación simbólica) no suponen realmente una participación activa de la infancia. Los cinco siguientes sí implican situaciones de participación real y efectiva. Se trata de 4. Asignados pero informados, 5. Consultados e informados; 6. Iniciado por los adultos, decisiones compartidas con los niños, 7. Iniciada y dirigida por los niños, 8. Iniciada por los niños, decisiones compartidas con los adultos.
“Distintos niños en oportunidades diversas pueden preferir desempeñarse a diferentes grados de participación o responsabilidad”, señalaba Hart.