El papel de las bibliotecas en la sociedad de la información

La Semana Mundial de la Alfabetización Mediática e Informacional es una gran oportunidad para visibilizar el papel de las bibliotecas como proveedores clave de información, como lo son desde sus ámbitos los medios de comunicación, los museos o los archivos.

Cercanas y presentes en nuestros barrios, pueblos o ciudades, las bibliotecas ofrecen un gran abanico de servicios y recursos que, seamos o no conscientes, enriquecen y fortalecen “el espíritu reflexivo y crítico sobre la memoria, la historia, el pasado y el presente”, en palabras de Elena Sánchez Nogales, responsable de Proyectos de Innovación Digital de la División de Procesos y Servicios Digitales de la Biblioteca Nacional de España.

Sánchez, que responde por correo a las preguntas de Mientras Creces, nos adentra en las muchas posibilidades de las bibliotecas y nos presenta el trabajo y esfuerzo que la Biblioteca Nacional de España (BNE) realiza para  promover el acceso al conocimiento y llegar a la ciudadanía.

Somos conscientes del papel influyente de los medios de comunicación en la manera en acercarnos y entender el mundo y de aprender sobre nosotros. Pero, ¿lo somos tanto en el papel que en este sentido juegan las bibliotecas?

Las bibliotecas y sus profesionales se reivindican y se perciben socialmente como agentes fiables, dignos de confianza, en la gestión de información. Pero aún queda mucho por hacer para darles el lugar que deberían ocupar en la sociedad de la información, como garantes del acceso igualitario y universal a la información, depositarios y conservadores de nuestra memoria, gestores de conocimiento y núcleos de relación en la comunidad, educadores en la gestión de la información… que pueden ayudar a generar competencias fundamentales en lo individual, lo local y lo social. Es labor de todos hacerlas nuestras y darles el lugar que pueden y deben ocupar.

¿Cuáles son las competencias para la alfabetización mediática e informacional que las bibliotecas nos ayudan a desarrollar?  

Las bibliotecas han ejercido un papel formativo en la gestión de la información desde hace siglos. Pero los cambios impulsados por el uso de tecnología y la proliferación de información y medios digitales requieren nuevas competencias. Desde hace años las bibliotecas pusieron el foco en alfabetización informacional, definida por la American Library Association como «la capacidad de comprender y un conjunto de habilidades que capacitan a los individuos para reconocer cuándo se necesita información y poseer la capacidad de localizar, evaluar y utilizar eficazmente la información requerida». Entre estas competencias básicas están: definir y articular necesidades de información, localizar, evaluar, organizar, hacer un uso ético y comunicar la información.

Con los años se vio la necesidad de la alfabetización en medios para capacitar a la ciudadanía para comprender sus funciones, evaluar críticamente los contenidos y tomar decisiones fundadas como usuaria y productora de información y contenido mediático.

Las bibliotecas juegan un papel central en la sensibilización, en la adquisición de herramientas, la defensa del derecho de acceso a la información, y en la formación de capacidades de localización y análisis crítico de la información, en la comprensión de cómo se produce, evalúa y distribuye el conocimiento, o en el uso ético de la información para crear nuevo conocimiento y comunidades de aprendizaje.

¿Qué herramientas se ofrecen desde las bibliotecas, especialmente a las familias, para abordar los actuales retos mediáticos e informativos?

En muchas bibliotecas hay programas específicos para alfabetización mediática, pero hoy en día es objetivo transversal y en las actividades de cualquier biblioteca hay grandes oportunidades para desarrollar competencias AMI: por ejemplo los clubes de lectura fomentan el análisis reflexivo y crítico y cómo se refleja la actualidad y nuestra realidad mediática; las proyecciones, debates o presentaciones sobre temas de actualidad permiten abrir conversación sobre temas AMI claves; la selección de fuentes de información sobre autores o temas permite un acercamiento a las fuentes primarias; el uso de la tecnología desde una perspectiva creativa y crítica es también crucial.

La BNE tiene entre sus misiones, además de la preservación, la difusión de sus fondos. Y, muy especialmente en los últimos años, con la adopción de las posibilidades que ofrece la tecnología y los ecosistemas digitales, trabaja en el acceso y la difusión de sus catálogos y colecciones, en la elaboración de guías bibliográficas, portales temáticos, plataformas de servicios y herramientas, productos que ayudan a descubrir y poner en contexto el valor de los recursos de información que conserva. Y en que se utilicen para el aprendizaje, la generación de conocimiento y el desarrollo personal y social.

¿Cómo desde el ámbito familiar podemos acercar a nuestras hijas e hijos el valor y el papel de las bibliotecas, desde edades tempranas? 

Es importante integrarnos en las comunidades que generan las bibliotecas (presenciales y virtuales), participar en sus programas de difusión de fondos y colecciones y fomento de la lectura, compartir y fomentar reflexiones sobre la importancia de las bibliotecas y las instituciones patrimoniales para trabajar habilidades y competencias como:

  • Buscar, obtener, procesar y comunicar información, y transformarla en conocimiento. Reflexión sobre el uso de fuentes primarias para la investigación y la reflexión. 
  • Espíritu reflexivo y crítico sobre la memoria, la historia, el pasado y el presente…  a partir de las fuentes primarias de información.
  • Reflexión sobre la igualdad y el respeto a la diferencia, la diversidad o las minorías.
  • Lo local, la comunidad cercana también como unidad importante de relación y convivencia.
  • Desarrollo de la creatividad y las capacidades artísticas y de innovación.

¿Cuál es la labor de BNEscolar y BNELab y qué tipo de recursos o servicios pueden encontrar las familias?  

En los proyectos enmarcados en BNElab se han convertido obras digitalizadas a formato ePub, para fomentar su lectura; se ha desarrollado el Juego Filarmónico (un juego musical de dados, del siglo XVIII, recreado aquí digitalmente); un proyecto gastronómico, ChefBNE, recrea recetarios antiguos de las colecciones y acercaba este patrimonio y su historia a la cocina actual; ComunidadBNE es la plataforma de enriquecimiento colaborativo de la BNE, en la que cualquier persona puede contribuir a identificar, localizar o enriquecer las colecciones de la Biblioteca.

Junto a estas y otras iniciativas, BNEscolar es la propuesta específicamente orientada a fomentar el uso y recreación de los recursos digitales de la BNE para la elaboración de recursos educativos y su aplicación en el aula, con propuestas para distintos niveles educativos y orientaciones metodológicas, en forma de secuencias didácticas, vídeos, talleres, desafíos interactivos, juegos en forma de aplicación móvil…

Aunque orientadas a su uso en el aula como fin último, cada propuesta incluye numerosas actividades que pueden desarrollarse también en el ámbito familiar: fabricar papel en casa y crear un manuscrito iluminado, crear tu propia imprenta, cuaderno de laboratorio o de observación astronómica, aprender técnicas de criptografía, imaginar criaturas míticas y fabulosas como las que encontramos en los fondos históricos de la BNE… hay infinidad de propuestas, y todas las actividades se acompañan de guías metodológicas completas, para conocer los recursos de la Biblioteca, aprender a descubrirlos y utilizarlos, y recrear de forma creativa y crítica todo este patrimonio digital, que es de todos.


La digitalización del patrimonio de la BNE

Señala Elena Sánchez Nogales que la Biblioteca Nacional es el centro depositario del patrimonio bibliográfico y documental en nuestro país y que, como tal, preserva todas las fuentes de acceso al conocimiento (libros y todos los demás tipos de material, incluso páginas web, que recolecta para su preservación). En sus más de tres siglos ha descrito, identificado y dado acceso al patrimonio que conserva, que se calcula en unos 35 millones de piezas, y difundiéndolo. «La digitalización ha permitido el acceso universal a estas fuentes en dominio público (a través de sus grandes repositorios digitales: Biblioteca Digital Hispánica y Hemeroteca Digital), y partir de ellas para el estudio, la investigación y el aprendizaje, sin mediación o sesgo», aporta Sánchez.

Foto: Biblioteca Nacional de España

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